Catania, tesoro arqueológico, orgullo de la cultura mosaico. Junto a ella nos trasladamos a civilizaciones antiguas a través de un impronta que trasciende la batalla del tiempo. Memorias de un ayer, testimonio de un pasado en cuya crónica encontramos la narración de un encuentro extraordinario. El encuentro convertido en una cultura a retazos, fruto de un amalgama de civilizaciones que pasaron por ella.
Y es que Catania ha sido ciudad griega, romana, bizantina, árabe, normanda, borbónica, sueva, angevina, aragonesa, española y, por supuesto, italiana. Tiempos ya idos de una estación pretérita que, para beneficio del viajero contemporáneo, puede contemplar en un rostro que se exhibe impávido al devenir de los siglos. Aventurarse por los caminos de su historia multicultural, garantiza un viaje multi-destino, indispensable para comprender la idiosincrasia del ahora.
Fuente: Google. |
Y hasta allí nos desplazamos, en los matices de un escudo cuyo símbolo aguarda, una vez más, su enriquecedor pasado. Pues nos encontramos con un elemento que merece especial atención. Se trata de la 'trinacria', un antiguo símbolo rodeado por el misterio que imprime la mitología. Certezas aparte, constituye un emblema que ha acompañado a otras civilizaciones. Todas, empero, comparten significado, pues representa la evolución y el crecimiento. Manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución. Una 'trinidad' que, al igual que la esencia de Catania, simboliza el pasado, el presente y el futuro.