12 de junio de 2012

Cicerones del destino


Cuando uno sueña con un viaje, resulta inevitable no caer en la tentación de hojear las páginas de unos volúmenes artífices de nuevas rutas y caminos. Son las guías de viajes, compañeras a quienes acudir como soporte a nuestra aventura.

Las hay para todos los bolsillos y perfiles. Una vasta oferta cada vez más especializada cuyo volumen permite a algunos, como a Antonio Herrero, montarse su propia librería.

Fuente: google
Guia, así es como se llama, abrió sus puertas en el barrio barcelonés de Gracia hace ya catorce años. ‘Su especialización en viajes y su trato personalizado son un punto de referencia para los amantes de los viajes que disfrutan con su preparación y que quieren conocer otras culturas’, señala Antonio. Junto a él, recorremos los orígenes que dieron forma a este inseparable elemento del turista o viajero. Y es que para ello debemos buscar las referencias en los libros de viajes y en la aparición del gran Tour en el siglo XVIII.

Removemos las aguas de sus comienzos y nos topamos con el ‘Codex Calixtino’, una de las más famosas guías antiguas al servicio de los peregrinos que data del siglo XII. Un manuscrito de origen francés que durante siglos sirvió de guía para quienes hacían el Camino de Santiago, gracias a las descripciones y consejos que proporcionaba. Una obra con la que nos trasladamos hasta la génesis del género.

El viaje histórico prosigue hasta encontrarnos con otra figura clave, Thomas Cook, pionero del turismo moderno que crearía la primera agencia de viajes en la Inglaterra del siglo XIX. Su firme compromiso en la organización de los preparativos le llevó a editar un modesto libro donde explicaba todos los detalles de sus itinerarios. Se convertía así en el precursor de las modernas guías de viajes.

Algo más de un siglo después, estas piezas indisociables de todo viaje organizado han experimentado una notable evolución. Una evolución que dirige sus pasos junto al desarrollo y la transformación del turista y el viajero. Y es que los anaqueles de las librerías especializadas demuestran como el contenido ha ido variando desde el tono descriptivo y objetivo de sus inicios, siempre en tercera persona, con una presentación concreta de los elementos del lugar y una información práctica y operativa, a una información de autor.

La reflexión aparece cuando Antonio subraya que las guías crean una imagen de un lugar y a su vez son un reflejo de ella misma. Pues no olvidemos que la influencia del autor respecto a lo que escoge determinará, en gran medida, la respuesta turística del lugar. Son los ‘nodos’ o puntos de interés turístico, eslabones que intervendrán en la elección de nuestro destino.

Sumergidos en este dilatado mundo de las guías de viajes, nos vamos con varios ejemplares en nuestras mentes, todos ellos responsables de abrirnos el camino allí donde nuestra mirada apunta.

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