31 de agosto de 2012

'Explora. Sueña. Descubre'


Sacudimos los últimos coletazos estivales y damos la bienvenida a la rentrée con esas frases viajeras que, muchas veces, se convierten en el necesario impulso que estimula nuestros viajes. Ya lo advertía Mark Twain con sus afamadas palabras...

Frase viajera de Mark Twain. Fuente: Google.
Añadimos, sin embargo, esta reflexión del escritor Javier Reverte con el ánimo, como siempre, de seguir viajando: 

"Creo que el ojo del hombre debe ver las cosas por si mismo, respirar con sus propias narices los aromas de las plantas, de los animales y de los otros hombres. Tocar con sus manos las manos de otros hombres de otras razas. Pisar con sus propios pies las tierras mas lejanas. El alma del hombre tiene que recuperar la pasión de la aventura y no esperar a que se la sirvan en la pantalla de un televisor o en salas de un cinematógrafo. Y la gran aventura es siempre el viaje."

Buenos y felices viajes.

29 de agosto de 2012

Infografía de la industria del viaje


Fuente: Funsherpa.
Navegando por el espacio cibernético que la red dedica a la industria del viaje, hemos encontrado esta infografía que, visualmente, explica los resultados estadísticos del presente año. Unos datos que recogen las tendencias al alza de este sector. En este sentido, no hemos querido perdernos la oportunidad de subrayar y reflexionar el papel preponderante que, cada vez más, están ocupando las redes sociales como nuevas vías de comunicación del viaje. 

Tomamos nota:

-El 87% de los viajeros utiliza Internet para planificar su viaje.

-El 70% de los usuarios actualiza su estatus en Facebook durante el viaje.

-El 50% de las compañías de viajes afirman que las reservas directas fueron generadas a través de las redes sociales.

-El 76% de los usuarios publica las fotos de sus viajes en las redes sociales.

Y tú, ¿estás en la red?

Infografía. Fuente: Funsherpa.


27 de agosto de 2012

'Manual para viajeras', de Sandra Canudas


Si eres una potencial viajera de impulso contenido y necesitas un pequeño empujón, sigue leyendo. He aquí la ligereza y practicidad que presentan los manuales de argumento concentrado, con la profundidad que proporciona la experiencia de quien lo escribe.

                 Portada del libro. Fuente: Google.
De lectura ágil y resuelta, este 'Manual para viajeras' de Sandra Canudas se presenta con la voluntad solidaria de compartir con el público femenino, el conocimiento adquirido a lo largo de sus viajes. Una nutrida experiencia como viajera solitaria que ahora se traduce en esta suerte de libro-guía, una compilación de consejos prácticos que alentarán el ignorado espíritu intrépido de más de una. Palabras que aleccionan en un sector, el del viaje, donde las mujeres ocupan una posición destacada alejada de interpretaciones superficiales que alegan una visión feminista.

Las recomendaciones abarcan un camino firme sobre el que atenuar dudas y temores. Desde cuestiones elementales como la vestimenta, el equipaje o la seguridad, a una interesante bibliografía para viajeras con la que documentarnos. La parte más interesante, empero, queda reservada al sexto y último capítulo, dedicado a "Destinos: cómo actuar en cada región". El objetivo, aclarado por la autora, es la de conformar una idea global de lo que conlleva viajar a determinados lugares del planeta. Un resultado subjetivado cuyo valor reside, precisamente, en el extracto madurado de las propias vivencias de Sandra Canudas. Y tú, ¿te atreves?

Si quieres, puedes hojearlo a través de Google books. 

24 de agosto de 2012

Decálogo del periodista de viajes

En Kompaso sabemos que cada vez más, somos los viajeros que encontramos en el periodismo nuestra forma de comunicar el viaje. Una nutrida comunidad que viajamos para escribir y escribimos para viajar. Si eres uno de ellos, hemos recopilado un decálogo de consejos útiles sobre la escritura de viajes.

Fuente: Google.

22 de agosto de 2012

Pisar un volcán, el Etna


Viaje con escalas
El contraste del verde y el negro del volcán más activo de Europa. 
Esta es la segunda parte del viaje, cuando descubrí que la montaña que veía de lejos,  si era un volcán, el Étna. Al verlo, no me imaginaba estar parada ahí ¿Qué se sentirá? ¿Puede pasar algo? ¿Cuándo fue la última vez que hizo erupción? El más activo de  Europa ¿a que nos estamos refiriendo? ¿Me va a dar calor? ¿Cómo se sube un volcán? No tenía idea. Las preguntas salían solas.

El Etna, está en una ciudad llamada Catania, en la costa siciliana de Italia. Cuando conocí la existencia del volcán, lo primero que llamó mi atención fueron las veces que ha destrozado al pueblo. Siete ocasiones, la última actividad de relevancia se dio hace cuatro años, incluso en enero pasado, de este 2012, sorprendió con una lluvia de ceniza. Rompe con las posibles teorías que buscan entender su personalidad, su comportamiento. Un volcán activo.

Fue emocionante estar en una carretera que rodea una montaña que es un volcán con decenas de calderas. Subí un camino con un paisaje pero no sólo de la ciudad y la costa, sino que mientras más subía, me encontraba con el negro y el verde. En tramos de vegetación, el verde brillaba de vida, las flores abiertas, los bosques olorosos. Pero en otros, el negro se imponía, piedras de diferentes tamaños de color negro, rojizo, gris… negro. Curvas completamente verdes y curvas completamente negras.

En una curva prolongada casi completa, en la parte del centro, como si fuera sombrero, vi el techo de una casa, con las dos ventanas de cada lado del tejado. Eso era todo. El techo.  Enterrada por un rio de lava. En otra curva, había una casa que es un Convento de Monjas, y la lava llegó justo a la reja de la casa, no cruzó el terreno. Como si le hubieran pintado una raya de límite.  

Viaje con escalas
El techo de lo que fue una vivienda. 
Ese día hacía calor en la ciudad, llegó a rebasar los 40 grados centígrados, no quiero parecer exagerada, porque viví en Mexicali, pero en realidad, la humedad era lo que me complicaba el día, me hacía sentir agobiada. Sin embargo, mientras subíamos… refrescaba, terminé con suéter largo y bufanda. El Etna es fresco, frío.  Catania es duro con su calor, pero el Etna es el árbol que da sombra. 

Cuando se terminó el camino para la camioneta (más de una hora), empezaba para mis piernas. Con un viento que se quería imponer pero que paseaba los olores de tal forma que se volvía envolvente y motivador. Además, subió la adrenalina, la ansiedad por ver lo que iba a ver. Subir.

Al igual que en las curvas de montaña, en la caminata vi esos cambios de paisaje en el Etna. Verdes y negros, predominando el negro. En una caldera, acentuaba la vegetación dispersa por la intensidad del negro, aunque fuera hierba sin importancia, el verde ante el negro lucía.  En otro paisaje, las montañas dentro del Etna, parecía de terciopelo por la vegetación a nivel casi de piso.

Viaje con escalas
Un volcán con mucha vida
Pisar el volcán forma parte la experiencia, me encontré con piedras que no me dificultaban el paso, pero me hacían lenta; piedras que eran más altas que yo de 1.65cm; piedras pequeñas como canicas que se comían mis zapatos,  subí y bajé en algunos episodios, de lado, parecía que estaba en una piscina de pelotitas de aire, que no te dejan salir del piso. Los pies se hunden.  Incluso en una de las bajadas, simplemente guardé la cámara, me senté con las piernas dobladas y baje deslizándome; piedras y también arena, ceniza.

El Etna, tiene medio millón de años de vida, sus actividades se miden por miles de años, es como entrar a otra dimensión del tiempo. Las historias de esta intensa montaña, se cuentan con miles de años. Su magma es su diario, en un idioma que no termina de estudiarse y entenderse. Naturaleza pura.

Su tamaño, representaría más o menos 140 canchas de fútbol, no con un solo cráter, sino con varios, a los lados, abajo, es una montaña con mucha vida, con aire más puro, con adrenalina, alturas y profundidades, con tranquilidad… pero con un rugir dominante, atemorizador e inexplicable. 

@ArleneBayliss
www.elviajeconescalas.blogspot.com


20 de agosto de 2012

África en blanco y negro


Porque a veces el viaje se evidencia ante geografías descarnadas por la miseria, sacudiendo la mirada del viajero, causando una honda y vertiginosa impresión. Porque presentarlo de poco sirve cuando el objeto fotografiado reclama la denuncia tantas veces aparcada, donde la intensidad cromática del blanco y negro acentúan el dramatismo de la trágica escena. 

Sebastiao Salgado. Fuente: Google.
Vidas apuñaladas por un destino desleal, corresponde al receptor de conciencias, el ejercicio de prospección implícito en cada fotografía... "Espero que la persona que entre en mis exposiciones no sea la misma al salir", comenta el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado. Apuntando allí donde se cruzan miradas y se unen sensibilidades, surge entonces una especie de diálogo con las fotografías. Hambre, pobreza y violencia tematizan la esencia de cada retrato, en un paisanaje que cubre treinta años de fotoperiodismo por el continente africano. Imágenes que hilvanan magistralmente los grandes temas tratados por Salgado, como son la guerra, el trabajo y las migraciones. Cuestiones abordadas con la plausible delicadeza de quien se erige como un exponente de la fotografía sociodocumental

He aquí un altavoz visual de unas voces agrietadas que musitan vidas silenciadas. Positivados de gran formato que subyugan poderosamente a las emociones

    Una mujer desnutrida y deshidratada espera su turno en el hospital de Gourma Rharous. Malí, 1985. Fuente: S. Salgado.
   Éxodo de aldeanos entre Tokar y Kanora, en busca de un campo de refugiados. Región del Mar Rojo, Sudán, 1985. Fuente: S. Salgado.











    Grupo Dinka en el campamento ganadero de Pagarau. Sur de Sudán, 2006. Fuente: S. Salgado.
    Escuela de niñas en Jamame. Somalia, 2001. Fuente: S. Salgado.

17 de agosto de 2012

Sicilia, tras las huellas gastronómicas: 'granita' con 'brioche'


Completamos este tentativo y apetitoso serial con la selección de un plato singular, protagonista especial durante la canícula de los meses de estío. Un deleitoso y refrescante sustento complaciente a cualquier hora del día y, en particular, en el desayuno siciliano.

Nos referimos a la suculenta granita con brioche. Situada en el umbral de texturas que componen el sorbete y el tradicional helado italiano, la granita reproduce la ligereza de una consistencia que encuentra su potencial aroma en el sabor. Sabores que protagonizan unos cítricos de inigualable intensidad y aroma, en considerable competencia a unos frutos secos como la almendra y el pistacho. Un surtido de difícil elección en cuyo relato viajamos de nuevo a los doscientos años de dominación árabe. Virtuosos de estas esencias, fueron ellos quienes trajeron consigo la receta del sciarbat (sorbete), pues acostumbraban a recoger la nieve de las laderas del Etna y la conservaban en pozos durante todo el año.

Este matutino manjar helado se ve completado por el mullido y suave brioche. Un bollo dulce de origen francés y fruto de una receta tradicional normanda del siglo XVI, reconocible por su corteza dorada. Un tierno y delicadamente pan dulce con el que acompañar la suntuosidad aromática de la granita.

Granita de pistacho con brioche. Fuente: Google
A lo largo de estas pinceladas gastronómicas, hemos seguido las huellas históricas, las raíces culturales de una cocina que se presenta rica en sabores, formas y variedad, abierta a las influencias que dejaron tras de sí los diversos conquistadores de la isla. Un abanico de colores, de tonos fuertes y sutiles, y de sabores que combinan las tradiciones mediterránea, oriental y occidental.

En esta suerte de encrucijada, el paladar se ha topado con algo más que ingredientes de una receta desapercibida. Junto a ellos hemos explorado la herencia de una despensa artífice de geografías desplegadas. Deliciosos componentes de una cocina enriquecida y viajada.

15 de agosto de 2012

Sicilia, tras las huellas gastronómicas: la 'cassata'


En Kompaso seguimos explorando las geografías que encontramos en la multicultural gastronomía siciliana para detenernos en la historia, en el rostro de mosaico que esconde tras de sí cada plato, cada ingrediente. 

Cassata siciliana. Fuente: Google.
Dispuestos a descubriros el paladar más dulce os presentamos a la cassata, un pastel tradicional que resume muchos siglos de historia siciliana y fruto de varios encuentros. Una confluencia donde nos topamos con la caña de azúcar, el limón, la naranja, la mandarina, el cedro y la almendra, introducidos en la isla por los árabes, unas raíces que se remontan a los siglos IX-XI. A esta apetitosa cita se sumaría el requesón, producido en Sicilia desde tiempos pretéritos, y una envoltura de pasta dulce cocida al horno. Por su parte, los normandos dejaron como huella gastronómica una suerte de pasta real creada a partir de harina de almendras y azúcar que, coloreada de verde con extractos de hierbas, reemplazaría la pasta dulce como envoltura, agregándose así a la receta tradicional. 

Pero no por mucho tiempo, ya que los españoles traerían consigo el codiciado chocolate y el 'Pan de España'. Finalmente, el periodo barroco también influyó en una cocina abigarrada, dando como resultado las fantasiosas decoraciones con fruta confitada que completan la imagen de esta perla de las pastelerías sicilianas. 

El nombre de esta exquisita tarta proviene del árabe, quas'at, que identifica el molde o recipiente redondo con que se le da forma a la tarta. Una elaboración convertida en una costumbre siciliana consolidada con una larga trayectoria, testigo de la fusión de culturas que han impregnado los sabores de la isla.
 

13 de agosto de 2012

'El pez escorpión', de Nicolas Bouvier


Hicieron falta algo más de dos décadas para que el infatigable viajero, escritor y fotógrafo suizo Nicolas Bouvier se decidiera a contarnos la historia que encierra las páginas de este singular ejemplar, 'El pez escorpión'. Una trama que acontece en un sombrío, de gesto adusto, año 1955.

El interior de un universo alucinado y confundido se convierte en el escenario donde transcurren los paisajes de una prosa que aquí se exhibe con la densidad de un estilo magistral. Las sombras oscurecidas por la experiencia de un viaje iniciático (que comienza dos años atrás a los mandos de un legendario Fiat Topolino junto a su amigo, el pintor Thierry Vernet), emergen protagonistas en un camino descarnado, consumido por un fuerte estado febril, cicerone que le adentra en su particular Zona de Silencio.

Sacudido por un entorno deslavazado, asistimos a las profundidades de un abismo que acongoja a nuestro protagonista, enfermo y deprimido, durante siete meses, a la espera de que su situación económica y personal mejore, con la esperanza de proseguir semejante viaje.

Nicolas Bouvier en una foto de archivo. Fuente: Google.
La lectura avanza temblorosa en las sinuosidades que marca cada palabra. Una ondulación que zigzaguea en un sendero agrietado y horadado. "No se pueden imaginar hasta qué punto mi vida aquí puede ser cansada. Esta observación permanentemente a caballo entre lo real y lo oculto me mata. Mi cabeza se resiste a abrirse y me duele [...] Los empleados de correos me pierden con arrogancia esas cartas de Europa que necesito tanto como la sangre. Así que me quedé en la última, en donde ustedes me dicen que esta estadía no me sirve de nada, que la Isla me está quemando los nervios y que no es posible encargarse de lo que les envío, pues el lector occidental no está preparado. Estoy de acuerdo, pero viajo para aprender y nadie me había enseñado lo que estoy descubriendo aquí".

Afligido por una realidad desconcertante y descompuesta, sorprende la lucidez con la que el autor rememora, desde la consistencia que proporciona el espíritu reposado, su estadía en tierras que acarician al subcontinente indio. La reflexión asoma su perspicacia y sensatez en este viaje desmoronado, pues como señala Bouvier "no se viaja para adornarse de exotismo y de anécdotas como un árbol de Navidad, sino para que el camino nos desplume, nos enjuague, nos exprima [...]. Se aleja uno de las coartadas, de las maldiciones natales [...]. Sin ese desapego y esa transparencia, ¿cómo esperar que los demás vean lo que uno ha visto? Volverse reflejo, eco, corriente de aire, mudo invitado al pequeño rincón de la mesa antes de decir cualquier cosa".

Una interrogación continuamente suspendida planea sobre la superficie de cada página, y da cuenta de esta existencia cuyo sentido, por lo general, se nos escapa. Una lección surcada en el delirio, discreta, murmurada y coherente. El viaje como objeto de metamorfosis.

10 de agosto de 2012

Sicilia, tras las huellas gastronómicas: los 'arancini'


Seducidos por un paladar estrechamente unido a la historia y a la cultura de la isla, nos adentramos en el arte culinario de esta porción de tierra rodeada de agua. Aguas portadoras de una tradición multicultural cuya impronta a dado lugar a una cultura gastronómica regional, compleja y diversa, que muestra claramente la contribución de pueblos que se establecieron en Sicilia en el transcurso de los últimos milenios.

Un rastro que el equipo Kompaso ha decidido descubrir en un viaje que se adentra en la memoria de estos ingredientes. Sorprendidos por la riqueza de cada relato, os proponemos que nos acompañéis en el placer, en el deleite de un sentido del gusto que aquí, en la mayor isla del mar Mediterráneo, puede presumir de una profunda y absoluta exquisitez. Su fuerza reside en la calidad de los productos locales, pues aquí la fruta y la verdura crecen con particular lozanía. Una variedad que se ve completada por la presencia de un sabroso y magnífico pescado, sin obviar la figura ineludible de la pasta.

En esta singular colonización de la mesa siciliana, comenzamos por la herencia árabe. Fueron ellos quienes, desde finales del siglo X, introdujeron una larga lista de ingredientes como las especias orientales, el arroz, el azúcar, los cítricos, el azafrán, la canela, la almendra, las berenjenas y el célebre cous-cous. Además de una respostería que hoy día recoge su legado en forma de turrón, el sorbete y la cassata. Unos constrastes agridulces, un periodo en el que se remontan muchos platos, entre ellos los arancini: unas croquetas de arroz rebozado y rellenas generalmente de salsa de tomate, mozzarella y guisantes. Una especialidad que adopta la candidatura del aperitivo, fácilmente reconocible por su forma (redondeada o cónica en su referencia al volcán Etna) y su color anaranjado por el azafrán. 

Arancini de la pastelería Spinella, Catania. Fuente: Danuta-Assia Othman.

Aquí os dejamos la receta por si os animáis a sucumbir a este delicioso plato siciliano. Buon appetito!

 

8 de agosto de 2012

Los no lugares


"Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar", sostiene el antropólogo y etnólogo Marc Augé a propósito de su definición sobre los 'no lugares'.

Aeropuerto de Barajas, Madrid. Fuente: Google.
Estos 'espacios del anonimato' asincopados en el deambular cotidiano, se presentan como los aforos de un individualismo que, si bien, se suceden en todas las grandes ciudades. Pues su carácter impersonal las ubica en un mundo globalizado. Nos referimos al largo etcétera que protagonizan los aeropuertos, las estaciones de trenes y de autobuses, las grandes cadenas hoteleras y las autopistas, entre otros. Formas urbanas de relación fugaz, universos sin territorialidad, donde el viajero entabla una interacción fragmentada en tanto que el espacio deviene en un lugar practicado, un lugar transitado.

Ambientes despersonalizados reconocidos por todos donde las personas se cruzan pero no se encuentran y en cuya temporalidad, la identidad del viajante se distorsiona. Convertidos en seres sin identidad ajustados por esa sensación de 'ajenitud', de distancia.Ya lo advertía Aristóteles al afirmar que "el lugar no es simplemente un algo, sino un algo que ejerce cierta influencia, es decir, que afecta al cuerpo que está en él". En este sentido, el individuo se halla inmerso en una atmósfera sacudida por los flujos que se mueven y se mezclan en todas las direcciones. 

Un cruce volátil, en definitiva, en cuya intersección se forjan los eslabones de una cadena heterogénea, fruto de la diversidad de individualiades que cobran un mayor auge en las esperas de una eventualidad sempiterna que viene a tentar a la observación detenida de nuestra mirada. Unas reflexiones que brotan espontáneas mientras esperamos a embarcar.


6 de agosto de 2012

Dos ensayos y una lectura reincidente


Letras suspendidas en la levedad de la sutileza. Profundidades que abrazan la visión subjetiva del autor. Invitaciones literarias cursadas por dos grandes figuras de la literatura inglesa, que en el sosiego del estío, cautivan nuestro apetito con esta suerte de libro pigmeo que reúne dos ensayos: 'Ir de viaje', de William Hazlitt (1773-1850) y 'Excursiones a pie', del afamado Robert L. Stevenson (1850-1894).

Fuente: Google.
Mecida por esta sinuosa prosa de ideas me enfrasco en la lectura de este género libre, acompañada del desparpajo y la personalísima imprevisibilidad con la que estos dos autores avanzan por terreno solitario, sometidos al escrutinio de la experiencia personal en torno al tema del viaje. Una conversación silenciosa en la que el lector aproxima su mirada sometiendo los gustos y las opiniones de sus contertulios a la báscula interna. Observaciones, referencias literarias y recuerdos personales se entremezclan dando lugar a unas sugestivas afinidades y paralelismos, donde Stevenson toma el relevo generacional e incluso se hace eco de él en sus propias páginas.

De lectura breve pero, sobre todo, reincidente, el viajero encontrará en este primoroso ejemplar un tono confidencial de destreza hábil y esmerada, alejado de pensamientos obtusos. Una atalaya desde donde intercambiar impresiones y dialogar en el silencio que imprime el arte de caminar. Persuadida por el uso poético del lenguaje, por la prosa rítmica y vivaz, no puedo estar más de acuerdo cuando Hazlitt sostiene que "el alma de un viaje es la libertad, la perfecta libertad, de pensar, de sentir y hacer exactamente lo que a uno le place. Vamos de viaje principalmente para vernos libres de todos los impedimentos y todas las molestias; para dejarnos atrás a nosotros mismos mucho más que para librarnos de los demás".

Una reflexión con la que el ensayista inglés subraya una voluntad, la idea del tanteo, la inquietud de paladear las cosas por uno mismo. Una visión que, cinco décadas después, retoma Stevenson al afirmar que "una excursión a pie debe emprenderse en solitario porque su esencia es la libertad, porque uno debe poder detenerse y continuar, seguir un camino y otro a su antojo; y porque uno debe poder ir a su propio ritmo [...] abierto a todas las impresiones y dejar que sus pensamientos adquieran el color de lo que ve". Que así sea.

3 de agosto de 2012

La memoria convertida en relato


En la diversidad de contenidos que abraza el relato de viajes, el equipo Kompaso se detiene a analizar la comunicación de la memoria histórica a través de los espacios formativos y de ocio que la sociedad ha creado a lo largo del tiempo para organizarse y articular diferentes visiones del mundo. 

Viñeta del humorista gráfico Forges. Fuente: Google.
Una valoración necesaria que nos permite plantear aquellos elementos que conforman una adecuada presentación, gestión y dinamización del turismo cultural. En este particular recorrido que nos plantea el Máster en Periodismo de Viajes, nos acompaña un veterano del tema, el profesor y doctor en Ciencias de la Comunicación José-María Perceval. Junto a él iniciamos este viaje a la memoria del patrimonio, donde nos encontramos a dos protagonistas: el museo como estructura de un espacio cerrado, y el parque temático en tanto que enclave interactivo que se desarrolla en un ambiente abierto.

Llegados a este punto, surge la ineludible pregunta: ¿Cómo comunican estos espacios en la actualidad? Ante una larga trayectoria donde las acciones han devenido en una fosilización del contenido, Perceval nos propone la creación de mecanismos a partir del análisis de los diferentes públicos objetivo, susceptibles de convertirse en usuarios, así como jerarquizar y distribuir los mensajes atendiendo a sus competencias, capacidades e intereses.

Con la voluntad de aumentar la calidad y mejorar la experiencia de la visita, convendría dirigir nuestros recursos y esfuerzos hacia el lenguaje de la comunicación, pues juega un papel fundamental en el desarrollo y difusión del patrimonio y es muchas veces el aspecto menos cuidado en este tipo de instituciones. En este sentido, habrá que abordar a la comunicación como creadora y responsable del diálogo entre el objeto y el público. Un diálogo que, si bien, dependerá de las políticas y estrategias que se establezcan.

Y es que la identificación con el consumidor y el desarrollo de la información que conecte con dicho público, nos permitirá alcanzar un nuevo diálogo. Pues las bases de la comunicación han cambiado. Ahora es un diálogo. Y tú, ¿conoces con quién estás hablando?

1 de agosto de 2012

Una cultura móvil, el turismo


Oriol Miralbell. Fuente: Google.
"El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que vino a ver", una frase del escritor británico G. K. Chesterton que encierra, a modo de síntesis clarividente, la inherencia de un fenómeno económico y social: el Turismo. Un motor clave de la economía para cuya aproximación conceptual contamos, en el marco del Máster en Periodismo de Viajes, con un experto en destinos turísticos, el catedrático y profesor Oriol Miralbell.

Y es que el turismo se ha convertido en uno de los principales actores del comercio internacional, una dinámica que imprime la necesidad de explorar los factores que genera en los espacios o destinos turísticos, sus impactos y transformaciones. Sumidos en la reflexión, el equipo Kompaso se adentra a considerar detenidamente la competitividad de un modelo que compromete unas consecuencias que van más allá de la corriente tipología de espacios turísticos. Nos referimos a la transformación espacial inducida por los equipamientos, los impactos positivos y negativos en el medio ambiente y la cultura local. Unos efectos que demuestran las estrechas relaciones de interdependencia que la industria turística establece con la dimensión territorial y ambiental del destino.

Conscientes del ritmo vertiginoso que ha experimentado el 'derecho a viajar', desde que el visionario inglés Thomas Cook diera el pistoletazo de salida en 1841 comercializando el primer viaje organizado, nos detenemos a examinar la realidad de una trama cuyo foco de atención se ha desplazado a nuevos estados originados por un consumo depredador del destino. La 'reflexividad turística' aparece en una escena a la que instiga a convertir cualquier espacio en un producto a partir de su potencial turístico. Desde los márgenes del orden global, asistimos a un proceso omnívoro de producción y consumo de lugares (Urry, 1995). Aparece, pues, una nueva cultura del territorio turístico forjada por el crecimiendo desmedido de los flujos de turistas, creando un nuevo escenario conformado por una sociedad más fluida y acelerada.

Con la intencionalidad de unas palabras que inciten a virar el rumbo de esta movilidad frenética, dirigimos nuestro análisis a la observación de la mirada global del turista. Una mirada absorbida por una globalización que ha puesto de manifiesto la existencia de interconexiones de una potencia enorme entre el 'turismo' y la 'cultura' en el ámbito de un mundo móvil, pues no sólo viajan los turistas, sino también los objetos, las culturas y las imágenes (Rojek 1997). Ya lo decía Antoine de Saint-Exupery: "Para ver claro basta con cambiar la dirección de la mirada".

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