16 de julio de 2012

Espacio interior


Aquel que acontece en lo inusitado, en la autenticidad del ser. Desprovisto de equipaje, liviano, certero. Su lenguaje es sencillo, directo, y apunta a una integración de lo anhelado, tantas veces solicitado y aún más requerido.

Fuente: Google.
Es de una contextura etérea, de profunda sutileza. Una comprensión sostenida, un baño de verdad, un aprendizaje constante. Recorre un camino suelto, dispensado de trazos determinados por los esbozos que perfilan lo aparente, impulso de lo ilusorio, estímulo de lo pretendido. Vocero de un gesto que me coloca en ese yo, en la profundidad desde la cual todo funciona. Intuición o evidencia de sensaciones, emociones que atrapan un sentido de presencia, pues está ahi siempre, porque es la base.

Seguir su curso, dejarse llevar por su aroma instintivo, surtido de soltura, de grácil facilidad. No es en el yo ni el tú donde habita, sino como vitalidad, como energía. Una energía cuya conciencia es exprexión, la expresión que en estos días previos me recuerda el hechizo de un verbo: viajar.

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