16 de abril de 2012

Choque Cultural


Foto: Internet


“Es cuestión de tiempo, de adaptación, poco a poco te convertirás en un camaleón y tomarás forma de Barcelona,  no te darás cuenta “… Me han dicho muchos.

Aún pensando en que puede ser más sencillo llegar de México a España por las aparentes similitudes, como el idioma, la historia conjunta, el legado y unión de uno con el otro; la sensación de no saber en dónde se está parado y tampoco reconocer cómo sería el estar más cómodamente, invadió la segunda semana de llegada.

Lo más parecido a no comprender lo correcto o incorrecto en situaciones comunes y posiblemente cotidianas. Incluso, a veces no reírte de un simple chiste por no entenderlo o por otra parte, no saber si dar tu opinión. Inseguridad.


Desorientación. 


Sabes que no perteneces, aunque al mismo tiempo se busca hacerlo, naciendo así  una confusión del cómo comportarse, cuidando las formas por respeto y también por incertidumbre, tratando de ser minucioso para no caer en  comportamientos fuera de contexto o en una mala percepción de tu persona.

Hay quienes al viajar solos, van y vienen solos, comen solos en un restaurante, van solos al cine, solos a tomarse una cerveza, viven mucho más solos que acompañados, o intercambian su soledad con la sociedad… yo no. Disfruto la compañía, platicar caminando, platicar comiendo, compartir una película, un viaje, una charla, no es que tenga una negación a estar conmigo misma (creo);  lo estoy en su momento, pero es más el tiempo que prefiero compartir

Kalervo Oberg (1901–1973) nacido en Finlandia para después obtener la ciudadanía estadounidense, fue un Economista y también Antropólogo, pero sobre todo un viajero, fue quien introdujo el término de “Choque cultural”

Este hombre viajero, describe el término choque cultural como un golpe de desorientación, lo compartió por primera vez en una charla con un Club de Mujeres  de Río de Janeiro a quienes les platicaba sus sentimiento hacia la interculturalidad.

Describe al choque cultural en cuatro fases:
  1. Luna de miel: diferencias entre la cultura nativa y la nueva, se ven y viven de forma romántica, atracción por la comida, los paisajes, las calles, la gente, en luna de miel con su nueva tierra. 
  2. De negación: nacen las diferencias entre culturas, llega la ansiedad y también la desesperación ante el sentimiento de sentirse extraño y ajeno, al  idioma, la higiene, el tráfico, la comida, etc. Aquí aparece la soledad y la nostalgia. 
  3. De ajuste: el desarrollo de rutinas que permiten acostumbrarte a la nueva cultura. Aprender a saber qué esperar. 
  4. El dominio de fase: etapa del llamado biculturalismo, que tampoco quiere decir que existe pleno acoplamiento a la nueva cultura.

Ansiedad, confusión, desorientación, es lo que podría describir como las sensaciones que han envuelto estos días: no conocer mi lugar, dudar de mis comentarios, trastorno en los horarios de sueño, es lo que interpretaría como choque cultural.

Podría decir que el estatus actual de mi situación, es un intermedio entre la primera y la segunda fase, acepto que el caminar por la ciudad conmigo misma, me brinda seguridad y libertad, pero también una ansiedad de ser ajena al contorno, me desmotiva.

El choque cultural representa una sacudida a la realidad que me envuelve, la que conozco, hoy se presenta una distinta, la de Barcelona, España, con un panorama abierto a la diversidad, movilidad y dominio.




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