1 de agosto de 2012

Una cultura móvil, el turismo


Oriol Miralbell. Fuente: Google.
"El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que vino a ver", una frase del escritor británico G. K. Chesterton que encierra, a modo de síntesis clarividente, la inherencia de un fenómeno económico y social: el Turismo. Un motor clave de la economía para cuya aproximación conceptual contamos, en el marco del Máster en Periodismo de Viajes, con un experto en destinos turísticos, el catedrático y profesor Oriol Miralbell.

Y es que el turismo se ha convertido en uno de los principales actores del comercio internacional, una dinámica que imprime la necesidad de explorar los factores que genera en los espacios o destinos turísticos, sus impactos y transformaciones. Sumidos en la reflexión, el equipo Kompaso se adentra a considerar detenidamente la competitividad de un modelo que compromete unas consecuencias que van más allá de la corriente tipología de espacios turísticos. Nos referimos a la transformación espacial inducida por los equipamientos, los impactos positivos y negativos en el medio ambiente y la cultura local. Unos efectos que demuestran las estrechas relaciones de interdependencia que la industria turística establece con la dimensión territorial y ambiental del destino.

Conscientes del ritmo vertiginoso que ha experimentado el 'derecho a viajar', desde que el visionario inglés Thomas Cook diera el pistoletazo de salida en 1841 comercializando el primer viaje organizado, nos detenemos a examinar la realidad de una trama cuyo foco de atención se ha desplazado a nuevos estados originados por un consumo depredador del destino. La 'reflexividad turística' aparece en una escena a la que instiga a convertir cualquier espacio en un producto a partir de su potencial turístico. Desde los márgenes del orden global, asistimos a un proceso omnívoro de producción y consumo de lugares (Urry, 1995). Aparece, pues, una nueva cultura del territorio turístico forjada por el crecimiendo desmedido de los flujos de turistas, creando un nuevo escenario conformado por una sociedad más fluida y acelerada.

Con la intencionalidad de unas palabras que inciten a virar el rumbo de esta movilidad frenética, dirigimos nuestro análisis a la observación de la mirada global del turista. Una mirada absorbida por una globalización que ha puesto de manifiesto la existencia de interconexiones de una potencia enorme entre el 'turismo' y la 'cultura' en el ámbito de un mundo móvil, pues no sólo viajan los turistas, sino también los objetos, las culturas y las imágenes (Rojek 1997). Ya lo decía Antoine de Saint-Exupery: "Para ver claro basta con cambiar la dirección de la mirada".

Twitter RSS Facebook Contacta