19 de noviembre de 2012

'En la Patagonia', de Bruce Chatwin


Nunca he estado en la Patagonia, esa imponente y fascinante región austral de América del Sur, situada en las lindes del fin del mundo. Tal vez por ello me sentí atraída por la lectura de una obra clásica de la literatura de viajes que lleva por título el mismo nombre.

Parque Nacional Los Glaciares. Fuente: www.patagonia-argentina.com
Decía Bruce Chatwin que "viajamos literariamente". Y así es, pues el lector que decide adentrarse en la lectura de En la Patagonia pronto descubre un universo que combina mirada y escritura, redactado vívidamente en el tiempo de la historia. Una obra moldeada por un escenario indómito que despierta la ensoñación, protagonista de tanta tinta derramada. Desde el principio, el lector advierte que se encuentra ante una elocuencia inagotable, donde las palabras brotan con la reverberación de una letanía.

"Todos necesitan del acicate de una búsqueda para vivir; para el viajero ese acicate reside en cualquier sueño", así comienza la obra con la que debutó el autor, narrador y cronista a los 37 años. Dividida en noventa y siete capítulos que ceden el paso a la micronarración, En la Patagonia se sitúa en una zona de cruce entre la ficción y la crónica periodística, esculpida por la pequeña historia, donde se dan cita los encuentros y formas de construir al otro. 

En este sentido, es en la alteridad donde el viajero halla las variadas formas expresivas que suelen acompañar al escritor británico. Pues en este libro que tiene por decorado al extraordinario paisaje patagónico, son las huellas de los personajes de un mundo singular las que marcan el rastro de la lectura, estimuladas por el recuerdo infantil de un supuesto trozo de piel de brontosauro. A lo largo de la obra, la búsqueda dibuja el trazo de unas páginas que se mueven a un ritmo que da relieve al paisaje.

Palpitante y hormigueante lectura. Tal vez, con esta obra, Bruce Chatwin comprendió las palabras del almirante y explorador Richard E. Bird al afirmar que "la naturaleza tiene buenas razones para exigir sacrificios especiales a aquellas personas decididas a contemplarla".

"Il n'y a plus que la Patagonie, la Patagonie, qui convienne à mon inmense tristesse..."
Blaise Cendrars, Prose du Transsibérien.

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