Hay dos maneras de empezar un proyecto. Analizarlo y perseguirlo o escucharlo y esperarlo. Los componentes de Kompaso entramos a la presentación de 'Amara' con una mezcla de ambas posturas. Algunos ya han saboreado las líneas de esta historia con detalle, otros permanecen atentos a dónde este encuentro les llevará. Y todo ello envuelto con la aromática fragancia del incienso, creador inconfundible de atmósferas. Entregados a ella, a Amara, nos sumergimos.
Santiago Tejedor (periodista, profesor, investigador y viajero apasionado) es el autor de esta suerte de cuaderno de bitácoras en constante mutación, donde las palabras cobran vida y recrean los componentes de un viaje siempre en movimiento. Agitando con destreza una singular coctelera, nos invita a viajar a través de un sinfín de citas reflexivas que acarician la idea del viaje desde una perspectiva romántica.
Al lirismo le acompaña un recital formado por Utara, músico e intérprete de canciones de los pueblos nativos de América, que devuelve a las almas de todos los asistentes a tierra firme. El sonido de tambores acompaña la cadencia musical de los instrumentos de viento, y viaja por un aire impregnado de una esencia propia del lugar del libro, el palo santo. “Amara”, como bien indica su título, es un viaje tras las pisadas del pueblo rarámuri, en el estado de Chihuahua, México.
Desmenuzar aquí su contenido sería interrumpir la voluntad que respiran sus páginas, aquellas con las que Santiago quiere dar voz a los que durante tanto tiempo no la han tenido y merecen una oportunidad. Tan sólo unas coordenadas para despertar el interés del lector. Esta es la historia de un relato inspirado por la oralidad de los apuntes, aquellos que hablan de un sueño, una búsqueda, un empeño y, al fin, un encuentro. El encuentro y la convivencia con ‘un grupo indígena hermético y misterioso’, que vive en las alturas de la Sierra Tarahumara. Un inhóspito medio donde subyace una realidad insoslayable: la pobreza y la marginación de las etnias que habitan el territorio chihuahuense.
Santiago Tejedor (periodista, profesor, investigador y viajero apasionado) es el autor de esta suerte de cuaderno de bitácoras en constante mutación, donde las palabras cobran vida y recrean los componentes de un viaje siempre en movimiento. Agitando con destreza una singular coctelera, nos invita a viajar a través de un sinfín de citas reflexivas que acarician la idea del viaje desde una perspectiva romántica.
Al lirismo le acompaña un recital formado por Utara, músico e intérprete de canciones de los pueblos nativos de América, que devuelve a las almas de todos los asistentes a tierra firme. El sonido de tambores acompaña la cadencia musical de los instrumentos de viento, y viaja por un aire impregnado de una esencia propia del lugar del libro, el palo santo. “Amara”, como bien indica su título, es un viaje tras las pisadas del pueblo rarámuri, en el estado de Chihuahua, México.
Desmenuzar aquí su contenido sería interrumpir la voluntad que respiran sus páginas, aquellas con las que Santiago quiere dar voz a los que durante tanto tiempo no la han tenido y merecen una oportunidad. Tan sólo unas coordenadas para despertar el interés del lector. Esta es la historia de un relato inspirado por la oralidad de los apuntes, aquellos que hablan de un sueño, una búsqueda, un empeño y, al fin, un encuentro. El encuentro y la convivencia con ‘un grupo indígena hermético y misterioso’, que vive en las alturas de la Sierra Tarahumara. Un inhóspito medio donde subyace una realidad insoslayable: la pobreza y la marginación de las etnias que habitan el territorio chihuahuense.
Foto: Google
Foto: Santiago Tejedor
Quizá por ello, ‘los que caminan veloces’, mantienen una tradición que se remonta a la génesis mitológica de los rarámuris, una leyenda que habla de una danza, de unas fuertes pisadas que mantienen ‘lo malo allí abajo’, de unos bailes que ‘sostienen el mundo’. Unas danzas necesarias para mantener la tierra firme y así ‘caminar sobre ella’.
El público permanece atento mientras Santiago, enamorado del verbo viajar, destapa su experiencia con la entrega que merece, apasionado y dispuesto a compartir con nosotros ese viaje a un lugar mágico, Amara. El autor presenta, y el lector viaja con todas las palabras que el primero no ha escrito, pero que sí ha querido expresar en esta aventura real y literaria a partes iguales. Las imagina y las resuena en su interior y, como resultado, un consejo: ‘No busques el viaje…, el viaje te buscará a ti’.