23 de mayo de 2012

Roraima, 'montaña sabia'


¡Vamos a subir a la cima del Roraima! 
Te envío unas fotos de un amigo que subió y dijo que era espectacular! 

Con estas palabras de un amigo y al ver aquellos paisajes únicos no lo pensé dos veces y decidí conquistar la cima del tepuy Roraima. Así comenzó este viaje que marcó un antes y un después. Mas cliché imposible, pero es la verdad. No fue de un día para otro, no fue un proceso fácil pero cuando miro al pasado entiendo por qué decidí que los viajes deben ser parte de mi vida.

Los tepuyes son formaciones geológicas con millones de años y el Roraima es uno de los más imponentes por su altura y las leyendas indígenas que se cuentan sobre él. Está ubicado en el Estado Bolívar hacia el Sur de Venezuela, específicamente en el Parque Nacional Canaima.

Muy poco conocía sobre este gigante antes de decidir hacer la extenuante excursión de tres días para llegar a la cima, un día para recorrer su superficie y dos días más para regresar, caminando con una mochila de diez kilogramos. Debo reconocer que si hubiera sabido lo que me esperaba, no habría ido. Así que, la ignorancia en este caso actuó a mi favor, aunque lo descubrí después de mucho tiempo.

Fueron 14 horas de viaje en carretera el primer día hasta Puerto Ordaz y el segundo día serían ocho horas hasta Santa Elena de Uairén, ciudad fronteriza con Brasil desde la cual llegué a Paraitepuy de Roraima, aquí se acaba la comodidad de moverse sobre cuatro ruedas y comienza la caminata. Un sol resplandeciente, una energía desbordada y una pesada mochila que despertó la ira en los días venideros marcaron el comienzo de esta agridulce experiencia.

Este recorrido de seis días para una adicta al sedentarismo como yo, ha sido la mayor prueba de resistencia física y mental que me ha tocado vivir. Cada paso en este viaje me dio lecciones de vida como bofetadas, una tras otra, cada vez de mayor intensidad. Pensamientos y actitudes que pocas veces se convirtieron en aliados y muchas otras en enemigos.

Sentí la soledad de la Gran Sabana a mi alrededor, iba dejando atrás una vista repleta de verdes que me deleitaban cuando se unían al azul del horizonte. Frente a mí, observaba a cada paso el Roraima "Gran verde-azulado" en lengua pemón, sus formas que se hacían más nítidas y retadoras, ésta era la inyección de adrenalina que me mantenía en pie porque todo el cansancio pierde sentido cuando lo único que se quiere es llegar a la cima.



Primer día de caminata a la cima del tepuy Roraima.


Y contra todos los obstáculos logré mi cometido. Sorteando ríos crecidos, noches sin dormir, "La Cresta", elevación llamada así porque asemeja una cresta de gallo, el "Paso de las Lágrimas", caída de agua que por su nombre es fácil deducir lo que te inspira cuando lo cruzas. Después de todo sentí la protección de aquellas formaciones rocosas tan ceremoniales y majestuosas conocidas como "Los Guardianes"que me dieron la bienvenida a la anhelada cima.
Cuando vi esas enormes piedras de color negro, unas con forma de "Maverick", una locomotora, un mono comiendo helado y todos los símiles que la imaginación puede crear, sabía que lo que iba a ver durante mi estancia en la cima del Roraima sería un paisaje irrepetible.

Vista en la cima del Roraima
Solamente allí en un lugar tan aislado, formado hace miles de millones de años, se puede admirar el "Valle de los Cristales" (cuarzo puro), los "jacuzzis", "La Fosa", los sapitos miniatura de color negro que se mimetizan con las rocas, las elegantes bromelias, vegetación que inunda el paisaje, la arena de color rosa y la vista privilegiada de la Gran Sabana desde 2.800 metros de altura.

El trayecto más largo en la cima duró 10 horas caminando sobre esta superficie rocosa, irregular y resbaladiza, cada pisada me dolía, me paralizaba antes de cada salto entre dos rocas separadas por un abismo, otra vez me cuestionaba por qué había decidido torturarme. Cuando mis fuerzas desvanecían, llegó el momento estelar del viaje,  apareció entre la neblina el "Punto Triple", el hito que demarca la frontera entre Brasil, Guyana y Venezuela. La adrenalina me hizo saltar como cabra entre las rocas y sentir cómo la energía ahuyentaba las nubes y relucía la  majestuosidad de la Naturaleza.

Llegada al 'Punto Triple'.

Esto es Roraima. Dar todo de ti, superar miedos absurdos. Afrontar tus fortalezas y debilidades en cuerpo y mente. Vivir al límite. Seis días cargados de una energía que te protege y te desborda. Seis días incomparables. Han pasado tres años y sigo aprendiendo de este viaje.

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