12 de julio de 2012

Otra forma de viajar

"El turista encuentra, el turista slow busca". Con esta declaración de intenciones, nos introducimos en la filosofía del turismo slow de la mano de Marco Bozzer, un periodista italiano afincado en Barcelona que dirige su propio gabinete de prensa y comunicación dedicado al turismo, la eno-gastronomía, la decoración y el diseño.

Con un horizonte delineado por las nuevas tendencias del sector, asistimos con evidente interés a una clase dispuesta a mostrarnos la sustancia y los entresijos de un movimiento en auge que no duda en desafiar a unos tiempos arrojados al yugo del fast travel que genera el turismo low cost, donde los viajes experimentan un consumo sometido a la estrechez de un tiempo que convierte al mismo en una somera y ceñida escapada.

Fuente: Google.
Frente al empache de este agitado escenario donde la intensidad se convierte en la unidad de medida del camino y las prisas envuelven al destino elegido y a nosotros mismos, Marco Bozzer nos propone algo más que un cambio de vibración. A contracorriente, remontamos junto a sus palabras el curso de un recorrido diferente, opuesto, próximo a los viajes de antaño. Pues, adelante Marco, el turismo slow es una forma de viajar que busca la máxima integración del viajero con el destino y su entorno. La búsqueda de la autenticidad, el camino sostenible, el contacto con los autóctonos y el conocimiento de sus costumbres y gastronomía, se convierten en los preceptos clave de esta singular y reflexiva corriente. Todo ello aderezado por el respeto y la ausencia de una premura que deja paso a la elasticidad del tiempo.

Junto a una oratoria contagiada por el contenido de su mensaje, seguimos avanzando en este particular y pausado viaje. Nos detenemos ahora en el slow food y descubrimos así los orígenes del turismo slow, término acuñado por el periodista Davide Paolini. Un concepto inspirado, empero, por Carlo Petrini, que desde 1986 reivindica el placer gastronómico y la búsqueda de ritmos vitales más lentos y mediados.

Despojados ya del consabido producto turístico, nos dejamos llevar por la libertad que desprende esta filosofía que promueve la cultura de la hospitalidad, recuperando así el placer de disfrutar del viaje sin prisas. Una ideología que nos lleva a recordar las palabras de un proverbio Tuareg: "Vosotros tenéis los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo".

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